Las mantarrayas son animales primitivos, que se han mantenido físicamente sin cambios durante los millones de años que han existido en la tierra. Con el tiempo han desarrollado pieles rígidas y blindadas que son esencialmente pequeños gránulos de calcio cultivados sobre un sustrato de piel.
Cuando la piel de la mantarraya se procesa en cuero mediante la aplicación de sustancias químicas adecuadas que penetran en la armadura, lo que obtienes es una hermosa piel de raya con su patrón granular característico.
La piel de mantarraya suele ser de pequeño tamaño, especialmente cuando se comparan con fuentes de cuero tradicionales como pieles de vaca, o incluso en comparación con otras pieles de cuero exótico como el cocodrilo y el avestruz.
Como tal, el cuero de raya se presta bien a productos como carteras, cinturones, bolsos y zapatos como las botas de mantarraya.
Identificando botas de mantarraya genuinas.
La piel de las botas tiene un patrón granular único que lo hace reconocible al instante. La piel es bastante flexible y suave al tacto, a pesar de la presencia de gránulos que tienen la dureza de la cerámica.
El cuero se puede acabar de dos maneras: una, que deja los gránulos bastante intactos, y la dos, donde los gránulos se muelen un poco para revelar las capas interiores de color más claro.
En el primer acabado, el cuero y los gránulos conservarán el color del tinte, y obtendrás una piel de color uniforme. Luego se dará lugar a pequeñas manchas en la superficie.
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